Capítulo 1: Un
extraño día.
Me desperté y estaba en una habitación
de hospital. No recordaba nada de lo que había pasado. ¿Por qué
estaba allí? De repente, sin quererlo, me perdí en mis
pensamientos. No dejaba de preguntarme qué hacía yo en el hospital.
Pero esa no era la peor parte...
El sonido de unos golpecitos en mi
puerta me hizo bajar de mi “nube” de pensamientos.
-¿Se puede?- se escuchó a una voz
femenina desde el otro lado.
-Si, adelante- respondí.
En ese momento, la puerta se abrió,
dejando ver a una señora no muy mayor, de unos veinticinco. Al verla
pensé: <<Si toda la comida del mundo desapareciera, esta mujer
tendría reserva para vivir unos años sin comer>>. No es por
ser exagerada, pero su barriga sobrepasaba los límites. Por suerte,
parecía ser amable.
-Hola, ¿qué tal te encuentras
pequeña?- me dijo con una voz muy dulce.
-B-bien, s-su-supongo...-no entendía
nada de lo que pasaba.
-Bueno, pues entonces vuelvo enseguida,
tienes visita-¿Visita? ¿Quién habría venido a verme?
-V-vale...
-Si no estás de acuerdo, puedo decirle
que espere a que estés mejor-si que se preocupaba por mí...
Empezaba a caerme bien la mujer.
-¿Y tú quién eres?-pregunté un
tanto confusa.
-Cariño, soy tu enfermera, pasaré
contigo todo el tiempo que permanezcas aquí, y me encargaré de que
tu estancia aquí sea agradable.
-Gracias, es usted muy amable- de
verdad, no entendía cómo conseguía ser tan buena conmigo estando
rodeada todo el día de personas enfermas y desmotivadas, algunas a
punto de morir.
-Oh, por favor, puedes hablar conmigo
como una amiga, si quieres, claro.
-Esta bien. Por cierto, ¿cómo te
llamas?
-Alba. Bueno me voy, que nos estamos
entreteniendo y hay gente esperando para verte. Enseguida vuelvo
-Muy bien, pues hasta ahora.
Minutos después, Alba entró
acompañada de un chico, me sonaba mucho su cara, pero no sabía de
qué.
-Bueno aquí está-dijo Alba-.
Recuerda, si necesitas algo, en la mesita hay un teléfono, me llamas
y vengo.
-Vale. ¿Nos vemos luego?-pregunté.
-Pues claro, no lo dudes, os dejo
solos. Ah, y tú- dijo refiriéndose al chico-, ten cuidado con lo
que haces o dices que sabes que está todavía un poco afectada por
lo que le pasó-parecía que le amenazaba, era divertido ver la cara
que tenía.
-Tranquila, mujer, no le voy a hacer
nada.
-Entonces, ahora sí, me voy. Adiós.
-Adiós, Alba.
-Chao- dijo el chico.
Alba cerró la puerta, y, segundos
después, el chico se giró hacia mí.
-¿Cómo estás?
-C-creo que bien- dije algo confusa,
<<cómo lo voy a saber si no sé qué narices tengo>>pensé.
-Me alegro.
-Oye, ¿tu eres mi...?
-No, antes de que digas nada, no soy tu
novio- dijo cortándome.
-Bueno yo iba a preguntarte si eres mi
hermano o algo así...
-Ah....-bajó la cabeza.
-Pero no te avergüences, que no pasa
nada, yo también malinterpreto muchas cosas, tranquilo.
-Lamento decirte que no, no soy tu
hermano, pero si quieres como si lo fuera-me guiñó un ojo-¿ok?
-Por mi perfecto-reí-. Y, ¿cómo te
llamas, “brother”?
-Louis, mi querida “sister”
No sé cómo, pero empezamos a reírnos,
y al rato se paró en seco y me preguntó:
-¿En serio que estás bien?- se le
veía preocupado.
-Sí, ¿a qué viene esa pregunta?
-Hombre, que una chica esté una semana
en coma no es que sea una buena noticia, además, hoy es el primer
día que te despiertas después de lo que pasó...
-No lo entiendo, ¿qué me
pasó?-pregunté confundida.
-¿De verdad que no te lo han contado?
-No, ¿por qué? ¿Debería saber algo?
-No, bueno, no sé, si no te lo han
contado, por algo habrá sido...- se mostró pensativo un momento.
Yo, para cortar el silencio que se
había creado, le pregunté:
-¿Y cómo sabes que he despertado hoy?
-Bueno...-se sonrojó-.Digamos
que...yo... he venido a verte todos los días... :$
-Awwww, qué mono!! Gracias. :)
-Espera, que en seguida vuelvo.
Se giró, cogió el teléfono y se lo
llevó fuera de la habitación. Dejó la puerta entreabierta, por lo
que yo podía escuchar algo de lo que decía.
-Sí... ajá... claro....entonces ya
está.... que sí, que se lo intento decir lo más suavemente
posible, además, no quiero verla sufrir...vale pesaaaadaaaa....calla
o te cuelgo.....ea pues chao.
Volvió a entrar y posó el teléfono
delicadamente sobre la mesita.
-Y bien...¿qué me tenías que decir?
-¿De verdad quieres saberlo?
-¿Saber qué? Me estás poniendo
nerviosa... :S
-La razón por la que estás aquí.
